jueves, octubre 12, 2006
Nostalgia, de escuchar tu risa loca...



Últimamente me estoy poniendo nostálgico. Me estaré poniendo viejo. Más allá de mi sempiterna devoción por la década de 1980 (la patria es la infancia, decía el escritor facho que a todos nos duele querer), la nostalgia me invade por todos los poros.

Extraño:
* Comprarme un alfajor Suchard antes de entrar a la escuela.
* Comprarme un Naranjú al salir, e irme chupándolò caminando hasta mi casa.
* Que mi vieja me lleve al centro, e ir a la Plaza de Mayo.
* El tren fantasma del ItalPark.
* La siesta el 25 y el 31 de diciembre a la tarde tirado en una colchoneta en la casa de mi tío.
* Ir caminando hacia y desde la casa de mi abuelo a la de mi tío de noche, con mis viejos.
* Al Negro, un primo de mi vieja, que era un personaje de aquellos.

Pero lo que más me causa nostalgia son dos cosas.
Una es la mar de gente que se juntaba en carnaval por Avenida Alberdi. Yo estuve dos años: 1982 y 1983, creo. Y me fascinaba, la gente en la calle, yendo y viniendo (no recuerdo si habia comparsas o murgas, o algo), disfrazados, alegres, con mucha, muchísima vida (ironía justo en esa época). Un año me disfracé. De vaquero. Con camisa a cuadros, pañuelo al cuello, un chaleco que mi vieja me había hecho con retazos, y una pistola de juguete. Y nunca me voy a olvidar de lo feliz que fui ese día, trepado al poste de luz metálico (esos de tipo 'escalerita'), en la esquina de Alberdi y Almafuerte...

La otra, que daría cualquier cosa por volver a disfrutar como lo hacía en su momento, es el trencito del Parque Alem. No hay nada mejor en el mundo. Nada. Es la diversión más impresionante que un pibe puede tener en su vida. Puedo paraecer exagerado, pero no, es así. Y no me contradigan.

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suspiro exagerado de Juansolo como a las 14:36 | Permalink |


4 Comentarios:


A las 10:25, a Blogger Juan Solo le chifló el moño.

¡Yo también me disfracé de vaquero en un corso de alguno de esos años! Mi chaleco era de paño lenzi verde, igual que mi sombrero, y mi Rey Momo era el aerosol más rápido en todo el viejo y lejano oeste.

 

A las 20:58, a Blogger Magic le chifló el moño.

El Italpark! Ningùn parque lo reemplaza. Quedó pa´el recuerdo.
SAludos!

 

A las 23:01, a Blogger Henrieta R. Hipo le chifló el moño.

No, yo no viví esas cosas pero debe haber estado buenisimo.
Cuando con mis hermanos eramos chiquitos mi viejo siempre se lamentaba de que no podíamos salir a andar en bici a la calle o quedarnos en la vereda hasta la noche como hacía el con los amigos, a mi me hubiera gustado, que se yo. Creo que eso fue hasta que en los 90 se pudrió todo...

 

A las 10:49, a Blogger Araña Patagonica le chifló el moño.

el trencito del parque Alem me parece que funciona aún.. no?
si te entran las patas, encogete un poco y date una vuelta..
hay que volver a hacer, de vez en cuando, cosas que hizo cuando era chico..
En mi infancia no existían los castillos inflables y peloteros y te digo que más de una vez en algún cumple de alguien de muuuuuuucha confianza me he metido a saltar un rato.
Es fabuloso y por un rato te rejuvenece el alma..
Un beso.