viernes, enero 26, 2007
Instrucciones
Digamos que Ud. se encuentra en Buenos Aires. Movilícese hacia el centro y deténgasè en la esquina sudoeste de Marcelo T. de Alvear y Uriburu, del lado de la Facultad de Ciencias Sociales. Intente que la gente no le lleve por delante. Observe a su alrededor, verá, hacia su derecha, la calle Uriburu en dirección sur, dividida entre la mole de la Facultad de Medicina y el edificio de la de Sociales. Comience a caminar por esa vereda (si es posible, que sea en un momento en que no esté lleno de estudiantes, la experiencia es más disfrutable). Mire la vereda de grandes baldosones, el color grisáceo de Medicina y el vendedor callejero de chucherías que quizás todavía siga allí. Mientras se acerca a la esquina de la Plaza Houssay, trate de mantener la vista baja, porque si levanta los ojos antes de tiempo arruina toda la experiencia. Cuando llegue a la esquina, deténgasè lentamente y, poco a poco, levante la vista hacia la plaza. Verá, contrastando con el cielo recortado de edificios, la torre de la capilla que se encuentra en medio de la plaza.

Es la mejor vista de Buenos Aires que vi en mi vida. En ese exacto punto. Mirando en la dirección indicada.

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suspiro exagerado de Juansolo como a las 12:23 | Permalink |


4 Comentarios:


A las 14:11, a Blogger gerund le chifló el moño.

gud
:)
lo vamos atener en cuenta

 

A las 10:15, a Blogger Araña Patagonica le chifló el moño.

si uno levantara la mirada hacia arriba un poco más seguido, no se perdería tantas cosas lindas que están pero se nos hace dificil creer

 

A las 15:17, a Blogger circes le chifló el moño.

doy fe de tal visión! he cruzado diariamente ese paisaje urbano, y si uno gira hacia la derecha regresando por marcelo t. de alvear, solía haber un residente de la calle en constante exposición de sus cuatro ambientes refrigerados al natural...galardonando el jardín lateral del Hospital de clínicas... Qué diseño! que infraestructura!

 

A las 10:44, a Blogger Juan Solo le chifló el moño.

Este jueves andaré por ahí y buscaré esa vista, voto a bríos.
Otra gran experiencia citadina es, en Caballito, la de pararse en uno de los puentes sobre las vías (recomiendo el de la calle Hidalgo) y dejar que el tren pase por debajo y haga vibrar la estructura metálica. Si se lleva a cabo a la hora correcta (el atardecer), todo se pintará de un color rojo urbano mientras el sol se pone justo frente a nosotros.