Al igual que cada año, en este fin de año no realicé ninguna de las siguientes actividades:
- No pedí ningún deseo a las doce (los deseos los había pedido un par de horas antes en el marco de mi cumpleaños), nunca lo hice, me asombra que haya gente que lo haga.
- No comí doce uvas, y mucho menos una con cada campanada (lo cual hubiera sido díficil, no sólo por el temita de coordinar con ese nivel etílico, sino porque escuchar campanadas es en sí difícil).
- No hice balance (ni siquiera de sumas y saldos) simplemente porque no tiene sentido hacerlo en ese momento, si total uno no piensa hacer un cambio sustancial en su vida, verdad? Y menos en medio de una fiesta, que si fuera un momento traumático, te lo creería...
- Por ende, no hice ni promesas, ni proyectos, ni planes, ni se me ocurrió pensar en el futuro más allá de hoy. Lo que sí hice, el 31 a la tarde, es iniciar una etapa... llamémoslà, no se, 'zen' de hacerme poco problema por las cosas mundanas. Espero que dure.
- No salí a ningún lado después del festejo familiar, porque decidí a mediados de diciembre que este año iba a pasar unas fiestas re-familiares, sin preocuparme por como me voy, que me rajo temprano, que esto, que lo otro. Simple: comida, bebida, familia, más comida, más bebida, más familia, y a eso de las 2 - 3 de la matina, a esperar el 103 para irme a casucha a dormir la mona.
Y a todo eso sumale todo el sabor de coca cola..., no, perdón; a todo eso sumale que ya estaba podrido del 2006 y que quería intensamente la llegada de enero.
Vamos, 2007, tu puedes, confiamos en tí...
Etiquetas: Reflexiones
¡Feliz 2007!
Y sí, yo también quería con urgencia el 2007. Lo único "cabalero" que hice fue estrenar la bombacha rosa que me regalaron en Navidad. Ni uvas, ni balances, ni promesas, ni deseos, dije que no iba a hacer nada de eso y lo cumplí.
Beso en la frente.