miércoles, agosto 30, 2006
Las Grandes Verdades Universales! Por entregas.

Fascículo dos.

Nadie me quiere


Si, bueno, mi familia si. Y mis amigos tambien a su modo me quieren. Pero nadie me quiere en serio. En serio - en serio. Por lo menos, no ahora, no que yo sepa.



"Es amor lo que sangra"

(es amor lo que sangra?)

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jueves, agosto 24, 2006
Miles de tirones de mangas electrónicos atravesando el viento
El teléfono vibró, sonó, tocó su melodía, ansioso, impaciente, dentro del bolso desordenado de Leonor. Sobresaltada, dejó apenas pudo las cosas en la mesa y fue a revolver entre las múltiples cosas hasta encontrarlo. Lo abrió, para ver un mensaje: “Leonor...”, y nada más. No supo que hacer y lo dejó sobre un estante, mientras volvía al trabajo, pensando en qué le quiso decir y qué le iba a responder.

Matías veía por la ventana del bar cómo el sol iba prediciendo su aparición por sobre los edificios al otro lado de la avenida, la mano casi tocando su teléfono, como invocando la respuesta. En la mesa quedaban los restos del café con leche y las medialunas ya comidas, ni siquiera la soda quedaba ya, pensaba, incierto entre pedir a la moza un nuevo vasito de soda (sería gratis?, me lo cobrarían?...) y quedarse simplemente mirando la avenida por la ventana. No daba para pasar la lengua por la mesa, absorbiendo las migas, prolijamente juntadas en mitad de la mesa.

Mientras trabajaba los pocos minutos que bastaban para ganar la parte de su sueldo correspondiente a la hora, Leonor miraba con insistencia al teléfono, con la vana esperanza de que el mensaje sea completado sin su intervención. Nada. Y después... nada. Iba a tener que volver a trabajar unos minutos más para completar la hora, pensaba, porque estaba haciendo su laburo distraída. Algo ansiosa, se levantó, dejando lo que hacía, y buscó el teléfono. Sus dedos, algo torpes, no tanto por la ansiedad sino porque ella es algo torpe, recorrieron las teclas escribiendo un mensaje inquisitorio, imperativo, demandante.

El teléfono de Matías vibró y chirrió, moviéndose por la mesa, un rato bastante largo. Él lo dejó terminar, respetuoso de las funciones de los aparatos. Lo miró con alegría, mientras el aparatito terminaba su danza, realizaba su pequeña razón de ser, su show. Lo tomó con una mano, apretando con el pulgar y sin ver las teclas: su mirada estaba perdida en sus pensamientos profundos sobre su existencia. “Qué pasa?” decía, simplemente. Los dedos siguieron su labor a ciegas, respondiendo la necesidad básica, la incógnita, rápidamente satisfecha. Presionó, finalizando la tarea, la tecla que indicaba, servicial, la función de ‘enviar’, sosteniendo el aparato en el aire, como ofreciéndolo al dios de las comunicaciones como ofrenda. Pipón, el artificio electrónico chirrió indicando misión completa. Sin ver, embobado por la actividad de la calle, apoyó el celular en la mesa, pensando en la realidad de su existencia, si vivía o era invención de otra persona, si su universo no terminaría detrás de la pared que veía allá, de si existía constantemen...

Apenas había Leonor comenzado a trabajar nuevamente, para terminar lo empezado, el teléfono comenzó a llorar irremediablemente, exigiendo su atención, como bebé de familia numerosa. Un poco molesta, dejó las cosas sobre la mesa sin apuro, y fue a buscar el aparato esperando satisfacer la curiosidad originada por aquel primer mensaje. Con torpeza, casi tirando al piso el teléfono, puso la respuesta en la pantalla, que le dijo simplemente: “... te quiero.”. Quedó un rato mirando la pantalla, admirando la puntillosidad del punto final y el detalle de los tres puntos iniciales.

Matías miraba al frente, el sol ya dándole de lleno, por encima de los edificios, y por la manera en que le hacía entrecerrar los ojos, disminuir casi hasta la ceguera, la oscuridad, no pudo dejar de pensar en que realmente él no existía.

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suspiro exagerado de Juansolo como a las 16:23 | Permalink | 0 comentarios
martes, agosto 22, 2006
Al mostro hay que alimentarlo calladito que si no te morfa la mano

Le tengo respeto al mal humor. Todos tenemos derecho a ese vital sentimiento. Pero en general, la gente lo ningunea, "estás de mal humor? que se te pase" te dicen, como enojados. No hay respeto, al mal humor se lo reprime y... así vamos, directo al abismo. Porque reprimido, se va haciendo la bola, se acumula, y, mientras todos están dale que te dale forzándosè a divertirse para eliminar al pobre y sano mal humor, el mostruito sigue incubando detrás del hipotálamo, alimentándosè de la negación y esperando su momento de explotar...

Por mi parte, por mi respeto a tan noble sentimiento, cuando estoy de mal humor aviso, y me alejo un poco, a estar un rato solo, a exacerbarlo y disfrutarlo (por qué no, quien no disfrutó alguna vez de estar de mal humor, enojado, triste como nunca, y de otros sentimientos que el mainstream popular odia por politicamente incorrectos?). Y así, el mal humor se cansa de estar al mando, y al rato se va. Y no incuba, y el buen semblante que le sigue no es forzado sino saludablemente real.

Como verán hoy estoy de mal humor. Como para no estarlo, después de un feriado de mierda, aburrido como pocos, y encima hoy tuve que venir a laburar. Y no tengo ganas. Y después tengo que hacer un montón de cosas... y no tengo ganas. Quisiera irme ya mismo, comer algo rico por ahi, caminarme unas cuadras y volver a mi casa, dormir una horita de siesta, y... después me agarro tal embole que ahi si, se me va el mal humor y vuelvo a la vida, soy sociable de nuevo. Al mal humor hay que respetarlo, nomás. Te lo digo por experiencia.

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suspiro exagerado de Juansolo como a las 13:10 | Permalink | 1 comentarios
viernes, agosto 18, 2006
Las Grandes Verdades Universales! Por entregas.

Hoy:

La gente es estúpida.


Bueno, la mayor parte. Y yo también, de vez en cuando, soy estúpido. Y mis amigos/as, también, algunas veces. Pero pocas. Por algo son mis amigos y los quiero. En fin. La gente es estúpida, pero.

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suspiro exagerado de Juansolo como a las 10:54 | Permalink | 0 comentarios
jueves, agosto 10, 2006
La canción se empecina en seguir en mi cabeza.. y nada. Y todo.
Tantas sensaciones distintas, todas juntas, en imperfecta mezcolanza. Tan imperfecta que el resultado es insatisfactorio. Nos gusta que nos lo digan, dicen ellas, pero a nosotros también, y si no hay una media palabra de mi boca no salen en respuesta otras enteras. Y es así, ellas saben todo pero no te dan nada. Quizás una palabra desate una catarata de todo, pero no te dan el pie y la palabra no aparece. Son sádicas, esperan tu peor momento, cuando estás desesperado. Y ellas lo saben, pero no les importa hasta que estás en el piso. Cuidate, que acá el que no corre vuela. Pero eso ya lo se, y en definitiva, soy quien soy y no me volveré en un insensible pisacabezas. Yo a lo mío, los demás, a lo de los otros, mientras no sea lo mio. Cuando llegará mi momento? Es hermoso caminar por la calle llevándola de la mano. Quiero sentir la suavidad de la piel femenina junto a mis dedos otra vez...
Quiero, quiero, quiero!!!... siempre caigo en la expresión de deseo.

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