Soy pálido, de ojos apaisados claramente amarmolados, de carácter un tanto gris; perfil romano, de vez en cuando algo ganchudo; con pelo estúpido, fino y últimamente escaso, llamémoslè castaño claro, muy; de esfuerzo optimista y jocoso, con tonos melodramáticos y con un romanticismo pelotudo y perdedor. Un niño acostumbrado a jugar con ejércitos que no están ahí, que suele ver calles de ciudades micronianas en las líneas de las baldosas y gigantescos ríos en el asfalto de las calles; un ser limbístico que sueña despierto con un pasado lejano que nunca fue pero que hace vivir con bríos en un presente que parece que no es. Alguien que se esfuerza, sin éxito, en dejar de pensar, aunque sea sólo por cinco minutos; una persona simple que disfruta de la forma de sus pies y que se alegra por algo tan pequeño y grandioso como una letra bien trazada en el papel. Un tipo que siempre va a esperar que una mujer le diga que lo ama, así, de la nada, porque sí, no de ocasión; un ser al que le gusta caminar solo y en silencio por las calles de esta ciudad amable que le dio corazón. Un animal, al fin, que respira, come, traspira sexo, que sufre dolor de cintura de ocasión, rie de todo lo que vale la pena, llora lo que merece, canta poco y duerme con pasión.
Etiquetas: Ego
Que lindo. ¡Qué ternura!
Me encantó.
Muy rico todo.