Hay cosas que quieres descubrir - ¿por qué hicieron esto, por qué pensaron aquello, cómo se sentían? Quieres revivir con ellos su experiencia, hallar en tí mismo la posibilidad de esforzarte en entender la vida del otro, hacértelo real. A un nivel, tus capacidades críticas se han activado para discernir las inconsistencias, las lagunas, los silencios de esta historia: ¿por qué no entiendo esta vida? ¿dónde se encuentra esa consistencia -aún en la irracionalidad- que confiere a esta historia su autenticidad?
Existe una manera dura de entrevistar que aprendí de Nabokov, y que volví a aprender dolorosamente durante el psicoanálisis: la dureza del silencio. No decir nada durante bastante rato y a ver qué pasa. Dejar que el silencio pese en el aire entre usted y su interlocutor -un silencio activo, expectante; usted está allí y al mismo tiempo usted, el interrogador, parece haberse retirado. es sorprendente lo mucho que nos cuesta al principio afrontar este silencio en una situación de diálogo. provoca alarma: algo no va bien, debe reestablecerse el contacto. Entonces el interlocutor dirá algo, algo que a menudo no tenía intención de decir.
Hay otro tipo de pregunta que, especialmente en mis entrevistas sobre la guerra civil, resultó productivo: es la pregunta ingenua. No es fácil hacerla si se va a la emtrevista con la idea de que eres el depositario del saber; tienes que estar preparado para aparentar ignorancia, incluso estupidez. Produce resultados, creo yo, porque tu informante siente que tiene conocimientos de los que tú careces; y si ya tienes establecida una empatía o al menos una relación de trabajo, encontrarás que en muchos casos el informante responderá con información que de otro modo hubiera pasado sin mencionar.
Ronald Fraser, "La formación de un entrevistador"; en Dora Schwarsztein (comp.), "La historia oral"; CEAL, Buenos Aires, 1991.
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Me encuentro cursando la materia electiva Historia Oral, y me topé con este texto, que describe las experiencias como entrevistador de un historiador inglés, durante la creación de fuentes orales para sus trabajos históricos. Un relato atrapante en el que cuenta su historia, su metamorfosis de aspirante a escritor literario hacia historiador, su permanente tensión entre ciencia y literatura -compartida por todos- y su trabajo como historiador oral.
Más allá de todo eso, los pasajes transcriptos me hicieron pensar en que muchos periodistas deberían aprender algunas cosas sobre la manera de entrevistar, en vez de atacar con preguntas punzantes al entrevistado para pelearse y generar polémica.
El Nabokov mencionado es Serge Nabokov, periodista de Reuters en la década de 1950 y primo de Vladimir.
Etiquetas: Reflexiones
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