El gaucho deja el mate sobre un tronco seco y camina unos pasos detrás de ella, con cierta cadencia, de costado, arrastrando ligeramente los pies, con la intención de hacer ruido llamando la atención de la china.
Ella hace un rodeo de vuelta hacia la tapera. Mira hacia el cielo y al bajar la cabeza, mientras se arregla el pelo le dedica unos segundos de sus ojos marrones al gaucho, que ya no puede escaparse - ni quiere.
La china sigue su camino y se detiene en la puerta, esperando. El gaucho sigue sus pasos siguiendo con su vista las pequeñas caderas de la china. Se acerca a ella por detrás, y se detiene esperandolá, muy cerca y en silencio, con el corazón impaciente.
Ella sonríe un segundo, y hace un ligero ademán con su mano derecha, apoyándolà en su mentón, como decidiendo...
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Juan: se me olvido del rol y los pensamientos de las gallinas y el perro...
Un beso y una buena navidad..